Con pasos tecnológicos agigantados el mundo evoca pensamientos de un Hyperloo, SpaceX entre otros conceptos que son en parte realidad y otra ciencia ficción. Con frecuencia pensamos en el nacimiento de Silicon Valley hace décadas, donde nuestro mundo parece evolucionar casi de manera instantánea. Ese momento fue el despertar de muchos productos que hoy se han convertido en parte integral del tejido de la vida diaria.
Existe tanta “innovación” cuya principal intención es la de ser el siguiente gran invento, sólo para desaparecer poco tiempo después. Entrecomillo la palabra innovación porque cuenta con un sinnúmero de significados, los cuales cubren un amplio espectro: desde un clip que detiene papeles hasta consumidores viajando a otro planeta.
Pero ¿qué tal si tomamos otra aproximación? Si mejor nos enfocamos menosen las grandes invenciones y más en los pasos que debemos tomar para llegar ahí. Nos daremos cuenta que si sólo nos enfocamos en la innovación en el contexto de grandes ideas nos estaremos perdiendo del concepto de una continua mejora y el impacto que esto tiene en individuos, organizaciones y sociedades (dejando a un lado la innovación de un clip).
La innovación verdadera nos ha llevado a automóviles que se conducen solos, aviones y teléfonos inteligentes con diseño, pero la práctica diaria de la innovación también nos trajo los post its, galletitas de choco chips y la barra de jabón. Intencionalmente o no la innovación ha cambiado el mundo donde vivimos.
Trabajando en el mercado de transformación cultural, el objetivo de nuestra compañía es apoyar a las organizaciones a desarrollar culturas de innovación. Eso requiere que la industria de los analíticos de personas, la metodología y la data deben ser precisas para lograr los cambios que se requieren. Constantemente perseguimos la perfección. Mi objetivo es retar ese pensamiento en las organizaciones: “La innovación debe visualizarse como un esfuerzo de equipo, visto a través de una lente de mejora continua”.
Creo firmemente que la innovación se encuentra en tareas diarias y se logra por cualquier persona y en cualquier puesto de la organización. A continuación, les comparto cómo es que nos esforzamos por lograr la innovación en nuestra empresa – y cómo tu organización puede hacer lo mismo-.
Abrazar los errores
Culturalmente, a todos nos da miedo cometer un error. Somos rápidos en señalar con el dedo a quien sea que lo haya cometido. Si cambiamos nuestra percepción de errores y los vemos cómo áreas de oportunidad para crecer podríamos aprender y mejorar por cada uno que hayamos cometido. Nuestra forma de percibirlos es que son regalos encubiertos. Seguramente no estamos pensando que nos vamos a equivocar premeditadamente, pero cuando sucede- y sucederá más de una ocasión en un negocio- es la oportunidad para recopilar información y llevar la experiencia a nuevos horizontes. Aceptarlos, aprender de ellos, hacer cambios y seguir adelante. Los errores contribuyen a mantener una empresa sana.
Hacer de la innovación una práctica diaria
Claro que celebramos los grandes acontecimientos, éxitos, descubrimientos y productos disruptivos, pero es mucho más frecuente que la innovación suceda en pequeños incrementos.
Enciende la Curiosidad
Muy cercana a la innovación cotidiana está la idea de que la curiosidad nos lleva a ella.
Como persona o empresa, tu objetivo debería ser permanecer en un estado de constante de mejora. Haz preguntas. Yo siempre me pregunto ¿Cómo puedo dar un mejor servicio?, ¿De qué forma mi propuesta puede beneficiar de mejor manera a mi cliente? o ¿Cómo puedo resolver un problema de manera distinta o más eficiente? Aquí es donde la mejora continua entra y juega un papel fundamental para lograrlo.
El título no es necesario
Innatamente estamos atraídos por el concepto de la innovación. Muchas personas participan en foros de liderazgo y escuchan a conferencistas con la esperanza de capturar esa esencia innovadora. Se puede ver en los diferentes talleres o cursos a los que nos inscribimos, los artículos que leemos o diferentes ejercicios en los que participamos; todos basados en la idea de ser más creativos e innovadores. En una búsqueda poco acertada, algunas compañías han colocado la encomienda de “innovar” en las manos de algunos cuantos de sus directivos y altos mandos, cuando la innovación se encuentra en las manos de todos quienes conformamos las organizaciones.
El salto hacia una cultura de innovación puede parecer a veces gigante, pero con la práctica diaria y la habilidad de aprender de los errores sucederá dando un paso a la vez.
Si tú alguna vez has cometido un error ¿cómo lo afrontaste y qué enseñanza te dejó? Compártenos tu experiencia, eso enriquece nuestra comunidad innovadora.
Por: Michelle Ferrari | CEO Great Culture to Innovate® México