El Campus inaugurado por Iberdrola en las afueras de Madrid se revela como una lanzadera global para el conocimiento y la investigación de la compañía. Formarse en sus aulas y talleres es garantía de empleo
Gracias a sus gafas de realidad virtual, Héctor G. sigue a distancia la instalación de una turbina en el parque eólico de Saint Brieuc (Francia) en el Mar del Norte. Héctor trabaja habitualmente en el Instituto Tecnológico de Monterrey (México), pero en estos días realiza un stage en el Campus de Innovación y Formación inaugurado por Iberdrola en San Agustín de Guadalix (Madrid). A pocos metros, en otra aula, la escocesa Eva W., llegada de la Universidad de Strathclyde (Glasgow), asiste a través de la realidad aumentada al vuelo de un dron que esparce las semillas pregerminadas en más de 50 hectáreas con 85.600 árboles y otras plantas nativas de la Amazonia brasileña, dentro del programa de reforestación Árboles de la energética española.
Puede sonar a ciencia-ficción, pero todo esto es ya posible en el Campus de Innovación y Formación recién inaugurado en los alrededores de Madrid, donde reciben formación más de 13.000 personas al año –entre empleados de Iberdrola, estudiantes de formación profesional y universitarios–, gracias a los acuerdos de colaboración que mantiene la compañía con estas universidades, además de otras instituciones como la Pontificia de Comillas o la de Salamanca, en España; el Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Estados Unidos y la Universidad Hamad Bin Khalifa, en Catar.
El cambio de paradigma energético, auspiciado en España y en toda Europa, con el Green Deal o Pacto Verde Europeo y las oportunidades del Next Generation UE (un plan de la Unión Europea para recuperar la economía y transformar la industria en torno a la revolución energética y la digital), hacen imprescindible poner el foco en la innovación para construir la inminente economía verde con industrias capaces de transformar sus procesos de producción y generar nuevos empleos en los sectores del futuro.
“Este centro es nuestro buque insignia para atraer y formar talento, y para educar a las futuras generaciones en lo que tenemos por delante”, aseguraba el Presidente de Iberdrola Ignacio Galán en la inauguración del Campus. Como ejemplo de la evolución en la producción de energía renovable, Galán compara la pala de un antiguo aerogenerador standard para centrales de dos megawatios y unos 40 metros, “con las que vamos a instalar en los próximos parques eólicos americanos: tendrán la longitud de un estadio de fútbol cada una. Son 220 o 230 metros de rotor, y cada uno de esos 60, 70 u 80 gigantes que hay en cada parque es más alto que la Torre Eiffel. Este es el nuevo mundo en el que estamos, y la tecnología que queremos enseñar aquí”.
En breve, un profesor del MIT especialista en estudios urbanos podrá impartir en el Campus madrileño un taller en el que Miguel G., que cursa un grado de movilidad eléctrica en Fuenlabrada (Madrid), podrá comprobar el (escaso) sonido y las cero emisiones de un vehículo que se desplaza a 5.000 kilómetros de su aula. Porque el impulso a la movilidad sostenible forma parte de las 150 iniciativas presentadas por Iberdrola al programa Next Generation EU, que incluyen proyectos para acelerar la descarbonización mediante electrificación del calor, offshore flotante, hidrógeno verde, renovables innovadoras, redes inteligentes, economía circular y almacenamiento energético.
Como confirma Beatriz Crisóstomo, Responsable de Innovación Global en Iberdrola, “España está acelerando el proceso de transformación y digitalización de acuerdo a la hoja de ruta de la Unión Europea, y está muy bien posicionada para la transición verde”.
El think tank de guardia en el Campus de Iberdrola trabaja como un semillero de ideas buscando innovar en cada uno de sus negocios para obtener tecnologías punteras y conseguir que las economías del mundo y, por ejemplo, países como España pasen de ser dependientes de los combustibles fósiles a exportadores de productos energéticos.
Aunque las posibilidades de los alumnos para desarrollar su formación son casi infinitas, la compañía orienta sus investigaciones en aquellas tecnologías que construirán el futuro del modelo energético y donde la innovación juega un papel clave. Estos tres ámbitos de acción son un ejemplo:
Tecnología flotante. Iberdrola opera tres parques eólicos marinos con más de 1.300 MW: Wikinger, en el mar Báltico, Saint Brieuc, en el mar del Norte, y East Anglia ONE, en el mar de Irlanda. Además, cuenta con 19.000 MW en cartera de los que 9.000 MW están listos para su construcción.
Aunque la compañía conoce bien la instalación a profundidades reducidas y la innovación corre a favor de hacerlas más eficientes y más potentes, el desafío de esta tecnología se encuentra también en instalar parques eólicos en zonas de lecho marino profundo y por ello investiga distintas opciones de tecnología marina flotante. Pronto, los alumnos del centro de innovación y formación del Campus tendrán acceso a los últimos desarrollos.
En España, Iberdrola proyecta un primer parque eólico marino flotante a escala industrial, que implicaría a nueve comunidades autónomas con el objetivo de ser plenamente operativo en 2026, y marcaría el arranque para desarrollar hasta 2.000 MW eólicos marinos flotantes en costas gallegas, andaluzas o de Canarias.
Hidrógeno verde. Los profesionales y estudiantes que acudan al Campus de San Agustín del Guadalix aprenderán mucho sobre esta materia en plena ebullición, ya que muchos de sus nuevos proyectos e innovaciones y 53 de los proyectos presentados por la compañía en el marco de Next Generation EU versan sobre la aplicación en fertilizantes, movilidad, proyectos industriales y cogeneraciones del hidrógeno verde (generado al separar en el agua el hidrógeno del oxígeno con electricidad de fuentes renovables y sin emisión carbónica).
La primera planta en España y la más grande de Europa será la que construye Iberdrola en alianza con Fertiberia, estará operativa este mismo año en Puertollano (Ciudad Real) y representará la punta de lanzar de un proyecto mucho más ambicioso que podría desarrollar 800 MW de hidrógeno verde hasta 2027.
Redes inteligentes. “Los sistemas de control de las redes están digitalizados, trabajamos muchísimo con sistemas de data analytics e inteligencia artificial para atender incidencias, y todo eso se aprende aquí”, explica Ignacio Galán, presidente de Iberdrola. Sin redes eléctricas no existirá transición energética, por eso son claves para integrar más energía generada por las renovables y nuevos modelos de consumo. Se necesitan, por lo tanto, más inversiones en redes y redes más inteligentes para que las nuevas tecnologías se traduzcan en mayor seguridad y calidad en el suministro eléctrico para el consumidor.
Por eso, además de los trabajos del Campus de Guadalix, Iberdrola ha lanzado su Global Smartgrid Innovation Hub en Larraskitu (Vizcaya), el centro que concentrará su innovación en redes con más de 200 profesionales en proyectos de I+D+i relacionados con las redes eléctricas de futuro.