Esta fórmula es cada vez más utilizada en las grandes empresas para ser más “ligeras” y adaptarse de forma rápida a los cambios bruscos e inesperados
En un entorno cambiante e incierto, es necesario contar con los recursos para poder adaptarse de forma rápida a las novedades. En este sentido, cada vez más grandes empresas utilizan el método Agile en sus procedimientos internos, lo que les permite desarrollar sus proyectos con más rapidez y flexibilidad de la que podría esperarse de una multinacional.
La metodología Agile tiene su origen a principios de siglo, cuando 17 expertos en desarrollo de software en Estados Unidos firmaron un documento que proponía cambiar ciertas estructuras laborales en las grandes empresas para poder adaptarse a los cambios y responder de una forma más rápida a los constantes retos del mercado. Desde entonces, muchas compañías grandes lo han aplicado en sus procedimientos, entre ellas Google, Amazon o Microsoft.
En España, grandes entidades como BBVA comenzaron a aplicar la metodología Agile en 2014, algo que sin duda ha ayudado a la compañía a minimizar los efectos del coronavirus. “La pandemia ha demostrado que las formas de trabajar basadas en el presencialismo y en las jerarquías se han quedado obsoletas», explica en un reciente artículo una representante de la compañía.
Además de BBVA, otras compañías como Endesa o el Banco Santander también han implementado la filosofía Agile en sus estructuras. En este sentido, el responsable de esta transformación en la compañía presidida por Ana Botín la define como “convertir algo complejo en simple, además de combinar la consistencia y fuerza de una compañía tradicional con la flexibilidad y adaptabilidad de una startup”. Para ello, la formación de los equipos y la definición clara de sus papeles y objetivos es una de las claves de este método.
La metodología Agile se basa en cuatro pilares fundamentales. El primero de ellos consiste en dejar de lado la documentación exhaustiva y realizar un trabajo más práctico, con un softwareespecializado que permita ganarle el máximo tiempo posible al reloj. Por otro lado, la capacidad de respuesta ante los imprevistos también es un aspecto fundamental para triunfar con esta fórmula de trabajo. En este sentido, es necesario formar al equipo y que cada uno pueda aportar el máximo posible.
Aunque, para que el método Agile funcione, en determinadas ocasiones es imprescindible la participación activa del cliente. Su implicación en el desarrollo del proyecto es clave, por lo que mantenerle informado cada poco tiempo y escuchar sus correcciones o propuestas también lo es. De otra forma, avanzar demasiado en el proyecto sin contar con él podría ocasionar un exceso de horas de trabajo corrigiendo errores que podrían haberse evitado solo con hacer alguna llamada más pronto.
Sumado a estas claves, la colaboración del equipo es, si cabe, más importante. Una buena comunicación entre los trabajadores y la posibilidad de buscar soluciones juntos ayudará a adaptarse mejor a cualquier imprevisto que pueda surgir. En esta línea ya se han pronunciado los grandes emprendedores de Silicon Valley, como Elon Musk, quien ha llegado a afirmar que “debemos trabajar duro para asegurarnos de que no estamos creando espacios o divisiones dentro de la empresa que puedan interpretarse como una competición de ‘nosotros contra ellos’ o dificulten la comunicación”.
Por: https://www.emprendedores.es/